Homilía en la Santa Misa del XXIV domingo durante el año
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Ambientación
Estamos en un tiempo en el cual las encuestas son muy importantes. Y más en un día como hoy. Jesús también hará una encuesta entre los discípulos.
Qué dice
¿Qué dice la gente sobre él? ¿Quién dicen que es? Las respuestas de lo más variadas giran en torno a ser profeta, a anunciar el Reino. Efectivamente Jesús lo hacía, pero no es ninguno de ellos. Por eso, hace ahora la pregunta personal: ¿ustedes qué dicen de mí? ¿quién soy para ustedes? Y Pedro responde en nombre de todos, la confesión de fe que todos conocemos.
Luego, el evangelio cambia de tema. No se centra más en la identidad del Señor, sino en las consecuencias de reconocerlo como Mesías: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y también, hacia el final del evangelio, lo pone como condición para el seguimiento: compartir su destino.
Qué nos dice
Hay dos preguntas sobre las cuales quisiera detenerme para meditar. La primera es la misma pregunta de Cristo: ¿quién soy para ustedes? ¿quién soy para vos? De la respuesta que demos a esta pregunta, dependerá cómo es nuestra fe. Porque la fe cristiana, antes que una doctrina o una moral es, como recuerda el papa Benedicto, el encuentro con una persona. ¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué hizo por mí? ¿Quién ha sido en mi pasado y quién es hoy para mí? ¿Qué lugar ocupa? Quizás digo que es el más importante, pero después no lo vivo así: lo dejo para el último lugar, para lo último que planifico. La oración, la confesión y la Misa, cuando tenga tiempo.
La segunda pregunta surge de las exigencias que pone Jesús para quienes lo confiesan como Mesías: ¿hasta dónde estás dispuesto a seguirme? ¿Cuál es tu límite para amarme y caminar detrás de mí? Sabemos el programa del Señor: en el corazón del cristiano no hay lugar para la ambición desmedida del tener, del poder o del placer. Renunciar a nosotros mismos, cargar la cruz y seguirlo. Incluso, sin preocuparnos de la propia vida antes que de servir al hermano.
¿Hay alguna zona de mi vida a la cual no haya dejado entrar todavía a Dios? ¿Hay algo que me esté guardando por cobardía o vergüenza? Quizás el manejo de mis bienes, mi búsqueda del placer, el uso que hago de los demás… ¿Hay algo que me quede por entregar al Señor?
Qué le digo
Hoy es un día de elecciones. Pero no sólo de elecciones civiles. Hoy es un día de volver a elegir a Cristo. Contemplemos la primera lectura: la vida cristiana en serio no será fácil. Sin embargo, confiamos como Jesús en el Padre. Es un día de volver a elegir al Señor o, mejor dicho, de responder a SU elección. Con toda la vida, sin reservas. El Evangelio anunciado por la Iglesia en primer lugar, luego todo lo demás.
Que María, nuestra Madre, nos ayude a responder con fidelidad a su Hijo.