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Homilía en la Misa de Egresados 2024
Instituto Nuestra Señora del Carmen (Coghlan)
Queridos jóvenes: con mucha alegría participamos de esta Santa Misa dando gracias al Señor y a la Virgen Santísima por este camino que recorrieron en el colegio. En estos meses estarán terminando sus exámenes, algunos ya habrán concluido, cada uno a su ritmo. Pero con la mirada puesta en la novedad que el Señor de la Vida les traerá: estudios, trabajo, compromiso social, noviazgo, parroquias, etc.
En el Evangelio, Jesús le habla a la gente que tiene delante (como yo estoy hablando ahora) y les hecha en cara su inconformismo. Y los compara con unos jóvenes que cantan en la plaza algunos refranes de la época: “Les tocamos música y no bailaron, les cantamos lamentaciones y no lloraron”. Muchas veces los jóvenes deben ser profetas de su tiempo y en este caso denuncian, como decíamos, el inconformismo de la gente. Nada les viene bien.
Jesús lo relaciona a lo que la gente piensa de él y de Juan Bautista. De Juan Bautista, que era muy riguroso, decían que estaba loco. De Jesús, que se compromete con todos, dicen que transa con los pecadores. Nada les viene bien.
A veces vemos en la sociedad este inconformismo, esta suerte de pesimismo estéril que nos hace decir: no puedo esperar nada bueno, porque todo me defraudó. Nada puede cambiar en mí o en la realidad que me rodea, es una causa perdida. En el fondo, es eludir mi responsabilidad sin comprometerme. Cuando esto se instala en el corazón, como dice el Papa Francisco, nos jubilamos antes de tiempo. Sacrificamos nuestros dones y talentos por nada.
Queridos jóvenes, ustedes tienen muchos dones y talentos que Dios les ha regalado. Muchos los han descubierto a lo largo de estos años, y otros los irán descubriendo a medida que vivan con alegría y entregándose por amor a Dios y a los demás.
¿Saben cuál es la etimología de la palabra “educar”? Como la gran mayoría de las palabras de nuestro idioma, viene del latín e/ex que significa “hacia afuera” y ducere que significa “conducir”. Educar es conducir hacia afuera. Nuestro colegio, con sus virtudes y errores como todas las personas, los han guiado a través de los años no para que permanezcan encerrados, sino para salir afuera, para salir al mundo, para “comerse la cancha”. Pero el primer lugar del que deberán salir, es de ustedes mismos, de la autorreferencialidad, del egoísmo y la soberbia, que fabrican murallas a nuestro alrededor. La verdadera libertad se alcanza cuando abrazo de corazón, y cada día, el bien y la verdad. Por eso, la educación es una tarea de toda la vida: salir de nosotros mismos para encontrarnos con los demás y con Dios, el Bien y la Verdad plenos.
Cuídense del encierro. Recuerden a los apóstoles que, una vez que descendió sobre ellos el Espíritu Santo, él como gran educador los condujo afuera para anunciar a Jesús y su locura de amor por nosotros. Siempre que detecten en sus vidas que sólo se están autopreservando o que están pasando por un momento de incomunicación, ¡pidan ayuda!
Queridos egresados, confíen mucho en el Señor, que entregó su vida por amor a ustedes. Confíen en la Virgen Santísima, que los acompaña siempre con su amor de Madre. Y, si en algún momento sienten que la vida empieza a pesar, vuelvan acá, al primer amor, a esta capilla, a estas aulas donde todo empezó.