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  • Patricia A. Grande

Espíritu Santo: Soplo y Unción

Tú eres nuestro consuelo

Don de Dios Altísimo

fuente viva, fuego, caridad

y espiritual unción.

De la Secuencia de Pentecostés


A lo largo de la historia, Dios se fue revelando al hombre de manera progresiva, y su Espíritu actuó y lo sigue haciendo de modo sacramental, a través de elementos concretos, como el viento, el agua, el fuego, el aceite (óleo)... Veamos algunos de ellos.

VIENTO/ESPÍRITU (En hebreo: ruaj y en griego: pneuma)

El viento puede manifestarse interior o exteriormente. El Espíritu como viento interior, es aire que respiramos, es símbolo de intimidad y de ternura de Dios, que se hace compañero en nuestra soledad, acompaña nuestra vida. Como viento exterior es símbolo de fuerza, poder de Dios, que nos da coraje, nos impulsa, nos sostiene en nuestra debilidad.

  • El día de Pascua, Jesús resucitado dio el Espíritu bajo el símbolo del soplo:

“«Como el Padre me envió a mí, yo los envío a ustedes». Al decir esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo».” (Jn 20,21-22)

  • El día de Pentecostés, en cambio, hubo un viento impetuoso:

“De pronto vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.” (Hch 2,2)

ÓLEO/UNCIÓN


En el Antiguo Testamento, eran ungidos con óleo perfumado los sacerdotes, los profetas y los reyes. Esto simbolizaba que la persona estaba consagrada, separada, transformada, para una misión especial.

Pero todas esas unciones sólo eran figura de una unción especial, más importante, que señalaría al enviado de Dios, Jesús, el ungido: Mesías (en hebreo), Cristo (en griego)

  • Jesús fue ungido en el río Jordán, no con un óleo perfumado, sino con un ungüento espiritual: el Espíritu Santo

“Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.” (Mt 3,16)

  • En la sinagoga de Nazaret:

“Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: 'El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción…'” (Lc 4,17-19)

Los discípulos percibieron la importancia de la unción y, con el tiempo, en la Iglesia se fueron estableciendo ritos a partir de los sacramentos instituidos por Cristo: bautismo, confirmación, orden sagrado y unción de los enfermos, para acompañar la vida cristiana y participar de la unción de Cristo.

Cada Jueves Santo, en la Misa Crismal, el Obispo bendice los óleos que se utilizarán en los sacramentos: Óleo de los catecúmenos y Óleo de los enfermos, y consagra el Santo Crisma, sobre el que “sopla el Espíritu”, como gesto especial, de modo que quién lo reciba, pueda esparcir el “buen olor de Cristo".


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Patricia A. Grande

Laica, catequista

pa_grande@yahoo.com.ar

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